Entonces empiezo a sentir cosas, cosas nuevas.
Antes creí haberme enamorado, pero ¿después de conocerte?
Estoy seguro de que no
¿Por qué?
Porque lo que yo sentí antes, comparado con lo de ahora no es nada
- ¿Que haces? - Pregunto ella mientras sonreía.
- Nada ¿Tengo que hacer algo? Pregunto él, serio, pero no en serio.
- ¿Te apetece hacer algo? Si te apetece... debes hacerlo.
El sonreía al saber que eso era una indirecta demasiado directa. Sabía que lo que él sentía era correspondido porque se lo decía el ritmo acelerado del corazón de ella.
A el que no le gustaba contestar, por el miedo a que la gente supiera lo que pensaba lo que sentía, contestó con otra pregunta:
- ¿Te apetece a ti que yo haga algo?
Ella que era mucho mas directa, o al menos intentaba serlo con él, se dio cuenta de que quiso esquivar la pregunta y cargarle el peso de la respuesta a ella.
- Si no te apetece contestar, no tienes porque hacerlo. Pero las preguntas no se responden con preguntas - Mientras le guiñaba un ojo y le cogía la mano con fuerza.
El correspondió y le apretó con fuerza la mano, para seguidamente darle un abrazo.
- ¡Hombre! si a veces salen cosas de ti y todo - afirmo ella.
- Claro, esto es poco a poco. Roma no se conquisto en un día. Si te lo diera todo desde el principio y fuera contigo igual siempre, sin ninguna evolución en nosotros... ¿Crees que sentirías igual el abrazo que acabo de darte?
Ella tan solo lo miraba. Y con la mirada le dijo que era hora de dejar de hablar y de empezar a sentir.
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